martes, 22 de marzo de 2011

Discurso del Diputado Gobbi durante el tratamiento del presupuesto 2011

Sr. Gobbi - Señor presidente: Voy a tratar de ser lo más breve posible y para ello voy a referirme a la cuestión económica tanto de la Nación como de la Provincia.

Todos sabemos que –fundamentalmente nuestras generaciones- el modelo económico de la República Argentina se basó en tres pilares básicos. El primero, fue el desarrollo sostenido del sector agropecuario que permitía una balanza de pagos positiva, que generaba divisas para el Estado y, fundamentalmente, para la conformación de reservas.

El segundo pilar fue la aplicación de un modelo de sustitución de importaciones, que comenzó poco antes de la década del ’30 y continuó fuertemente en la década del ’40, obviamente, sin mucha planificación pero con sentido positivo y nacional. Esto permitió sustituir lo que importábamos, generando industrias y por lo tanto, generando trabajo y redistribución de la riqueza.

Al mismo tiempo, señor presidente, obviamente, esto tenía una impronta del Estado que era fomentar la radicación de industrias con préstamos subsidiados y con un mercado cuasi cautivo, porque los aranceles se imponían muy altos, de modo tal de evitar la importación.

El tercer pilar es el Estado; un Estado presente, activo que apostó a la modernidad y que se colocó como hecho fundacional de industrias básicas, como el petróleo y el acero. También trabajó arduamente en los aspectos de servicios como energía, comunicaciones, transporte, obras sanitarias, entre otros, y generó una modernización que ayudó a todo el esquema global.Creo que este fue un modelo positivo.

Pero como todo modelo está el contra-modelo de la década del ’90 donde el Justicialismo comenzó a desertar, o mejor dicho, donde el Justicialismo conformó un Estado desertor, que tomó para sí un modelo neoconservador que, llamativamente, fue apoyado por las mayorías populares y, un modelo de esas características, fue legitimado por el pueblo.

Este modelo apuntó al corazón del Estado con las privatizaciones a tontas y a ciegas y también, obviamente, fue contra el estado de bienestar social.

Entonces, señor presidente, con este modelo del ’90 se produjo una altísima concentración de la riqueza en pocas manos y la mayoría del pueblo solamente tenía magros ingresos.

En la actualidad, esto se ha revertido quizás para muchos en mucho y para otros en poco. Lo importante es que se ha revertido. Esto es positivo.

Lo que no se ha revertido es la concentración de los recursos en sede nacional que se produce en la década del ’90 por pactos federales vigentes, que no han sido derogados por este Gobierno ni por anteriores.

Es por ello que nos encontramos con que los recursos se concentran, fundamentalmente, a nivel nacional.

Cuando uno observa el gasto, la Nación tiene el 49,57 por ciento del gasto, que lo ha reducido porque nos mandó a las escuelas nacionales sin recursos y, obviamente, aumentó el gasto provincial y también su déficit.

Por lo tanto, el gasto en la Provincia, con Capital Federal, es del 42,65 por ciento y los municipios el 7,77 por ciento.

Cuando el país está en crisis, todos sabemos que los municipios son el mojón, son los que dan la respuesta a la gente, son los que generan de alguna manera, el karma social y son los que menos recursos tienen. Esta es la paradoja del modelo que nos quedó de la época menemista.

Entonces, señor presidente, de esta extraordinaria concentración de los recursos, esta provincia de Buenos Aires fue la más castigada y se le generó, con quita de recursos, un déficit estructural que no ha podido ser remediado, más allá de los esfuerzos que se han intentado realizar. Lo cierto es, señor presidente, que este déficit estructural genera déficit continuo y endeudamiento continuo. Obviamente esto significa un camino constante y permanente hacia el abismo, y esto lo conocemos todos. Por lo tanto, hay que generar un cambio de timón.

Hoy tenemos déficit en este ejercicio, déficit en el anterior y déficit desde hace una década. En este ejercicio, el déficit es de 5.050.millones de lo presupuestado originalmente. Hoy, el déficit es de 7.050 millones. Obviamente en este momento también se agranda.

La única forma de cambiar esta cuestión, señor presidente, es mantener una discusión con Nación, que tenga que llevar quizás años, para comenzar a recuperar lo que nos han quitado. Si esta provincia de Buenos Aires recibiera lo que marca la ley de Coparticipación Federal, sin ningún cambio y se respetara la ley, hoy tendríamos 8.500 millones más, suficientes para cubrir este déficit y pasar a tener superávit. Si recuperáramos solamente lo que esta Provincia aporta a la Anses para mantener a los jubilados -7.500 millones de pesos anuale scon solo eso también nos alcanzaría para cubrir el déficit y tener superávit. Pero esto no se hizo, porque se tendría que haber discutido el año pasado cuando se prorrogó el impuesto a las ganancias, que es un impuesto provincial a Nación, y cuando se les cedió bienes personales, que es un impuesto de Provincia a Nación y no se discutió un solo centavo para la provincia de Buenos Aires.

Como la cuestión es estructural y estamos así, creo que hay que buscar alternativas; una de ellas obviamente es cambiar ese esquema de primarización, palabra que se destaca en todos los medios hoy, pero que es viejísima. No significa ir contra el sector agropecuario; todo lo contrario, significa alentar al sector agropecuario, pero sacar de allí, de sus recursos, un modelo industrial que nos permita generar manufacturas, manufacturas que implican sustitución de importaciones y manufacturas industriales que nos permitan exportar. Esto genera empleos, movilidad social, riquezas y, por tanto, genera mayores impuestos.

¿Cuáles impuestos? Un incremento fenomenal del impuesto a los ingresos brutos y el resto de los impuestos provinciales que nos permitirían, por nosotros mismos, cubrir este déficit sin la ayuda nacional.

Obviamente, como atrasamos –hace mucho tiempo que atrasamos- esto no se va a hacer. La otra alternativa es volver al modelo de principios del siglo XX, cuando los impuestos directos, como lo marca la propia Constitución, pertenecen a las provincias y los impuestos directos son impuestos a las ganancias e impuesto a los bienes personales, entre otros; esta es la médula.

Si estos impuestos directos estuvieran en Provincia, esta Provincia recaudaría en más 20 mil millones de pesos, suficientes para cubrir holgadamente ese déficit. Y como recupera los impuestos directos, devuelve a los municipios los impuestos de origen, evitando esta duplicidad de impuestos vía tasas, que son ingresos brutos, que es un impuesto municipal y el impuesto inmobiliario, que es un impuesto municipal. De este modo, Nación se quedaría con los impuestos indirectos, que son el impuesto al valor agregado -que es un impuesto medular-, los impuestos internos, entre otros. Como esto no se va a hacer, no aporta para encontrar una solución.

Entonces, la única alternativa que encontramos es establecer un diálogo productivo entre las tres jurisdicciones, que permita, gradualmente, ir solucionando los problemas de las dos jurisdicciones que le siguen a la Nación: la provincia de Buenos Aires y sus 134 municipios.

Dicho esto, señor presidente, queda claro que estamos ante presupuestos conti nuos, en los que los gastos superan a los recursos. Los gastos superan a los recursos ampliamente en todos los presupuestos que se han tratado.

No estamos refiriéndonos a la provincia de Buenos Aires como un caso similar al de la Nación. La Nación plantea una inflación del 8,9 por ciento y un crecimiento del 4 por ciento. Ojalá que el crecimiento sea mayor y lo va a ser, pero, lamentablemente, la inflación también será mayor; por lo tanto, los ingresos están subvaluados.

En la provincia de Buenos Aires ocurre todo lo contrario: hemos llevado los ingresos hasta el límite máximo y es muy posible que recaudemos menos. Por ejemplo, la recaudación por el impuesto a los ingresos brutos llegó al 34 por ciento de incremento respecto del ejercicio anterior.

Podríamos decir que si el crecimiento es del 4 por ciento, la inflación será del 30 por ciento; si le aplicamos una mayor eficiencia al ARBA, digamos que del 24 por ciento anual, hemos llevado al máximo a todos los impuestos provinciales. Esto quiere decir que el esquema de recursos tributarios está bien valuado y puede estar en algunos casos sobrevaluado.

Hemos aplicado en los gastos una inflación del 8,9 por ciento; es decir, hemos pegado un tijeretazo en los gastos. Por esto, cuando analizamos a los ministerios y las planillas anexas, todos sabemos que no están respondiendo a la realidad. Hemos esforzado el cierre del Presupuesto, aumentando los ingresos y reduciendo los gastos. Por lo tanto, cuando uno se introduce en las planillas analíticas no saca nada en limpio.

En realidad, el Presupuesto dejó de ser la ley de leyes, porque el Presupuesto es un instrumento del derecho público que tiene incorporado un programa político y, evidentemente también, aspectos de planificación, económicos, jurídicos y contables.

Hemos eliminado el programa político, no tenemos en cuenta la cuestión económica y mucho menos el control, y hemos dejado solo uno de los aspectos, que es el contable. El que sabe contabilidad dice «El debe es igual al haber» y aquí lo que hemos hecho es decir «Los recursos son iguales a los gastos»; es verdad, pero forzado. La realidad es que, a poco de andar, todos sabemos que las partidas no alcanzan, que los recursos son insuficientes y este es el problema central de esta provincia de Buenos Aires.

Por lo tanto, señor presidente, nos encontramos con un Presupuesto absolutamente rígido, sin elasticidad, porque el presupuesto de gastos no alcanza. Entonces, cuando uno quiere quitarle a un ministerio para colocarlo en otro, la frazada es corta.

Este Presupuesto estrictamente contable es absolutamente insuficiente y es necesario comenzar a discutir algún tipo de alternativas.

Realmente, no me quiero exceder, tampoco quiero ser una persona pesimista. En definitiva, estamos aprobando un Presupuesto que ha sido discutido, para lo cual han venido todos los ministros, se han explayado y contestado todas las preguntas - a veces bien, otras de forma regular-, pero todas las preguntas.

De todos modos, pudimos observar a ministros que estaban dirigiendo sus ministerios como cabalgando sobre la crisis. Notábamos que algunas explicaciones no eran lo profundas que hubiéramos querido y, a veces, no preguntábamos más, porque sabemos que quien se presenta ante los diputados lo hace con buena voluntad y es necesario evitar hacerlo pasar malos momentos.

Pero, la verdad, es que uno sabe perfectamente que lo que se explicaba con las planillas analíticas no era toda la realidad.

Reconozcamos igual la presencia de los ministros, la discusión levantada en Diputados; todo esto hay que reconocerlo.

Por lo tanto, dejando en claro que es imposible transitar con estas dos cuestiones tremendas, que son déficit y endeudamiento continuo, creo que tenemos que repensar la cuestión, tenemos que reanalizar lo que estamos haciendo y saber que esto tiene un fin, que hay un momento en el que no va más y hay que reflexionar en ese sentido.

Para no ser pesimista y estando a fin de año, vamos a rescatar algunas cosas positivas.

Vamos a reconocer como positivo el esquema de que se ha reconocido por primera vez del cumplimiento casi irrestricto de la ley 10559, que es la de Coparticipación municipal, y este es un logro importantísimo.

Hemos incorporado a la masa coparticipable, que se le quería quitar y se le había quitado en años anteriores, 700 millones de pesos. Eso es importantísimo.

Destacamos también el índice en los 200 millones de pesos basados en NBI, un hecho a destacar que beneficia a todos los municipios, y equipara al Gran Buenos Aires con el interior.

Reconocemos también, obviamente, los 100 millones de pesos para aplicar la ley de Responsabilidad Penal de Niñez.

Reconocemos, señor presidente, y hemos trabajado en ese sentido, las partidas para Seguridad de 700 millones de pesos y para Desarrollo Social de 300 millones de pesos. Ambas están relacionadas, porque, en verdad, el bloque de la Unión Cívica Radical siempre ha trabajado para la mejor seguridad, pero marcando el eje social y el eje de seguridad.

Por eso hemos participado activamente en el Consejo de Seguridad Provincial; lo hemos hecho con gente idónea, preparada, que ha presentado un sinfín de alternativas, que ha planteado la necesidad de un plan global y que lo ha presentado también, lo ha hecho con el presidente del Bloque, Ricardo Jano, con Cecilia Moreau, con Sergio Panella, con una asistencia perfecta y con propuestas concretas.

Entonces, no son 700 millones de pesos vacíos lo que está votando la Unión Cívica Radical, son 700 millones de pesos que esperamos, conjuntamente con los 300 millones de pesos de Desarrollo Social, que tengan, por lo menos, parte del destino que nuestros diputados plantearon en ese Consejo de Seguridad Provincial.

Obviamente, este hecho destacable tiene la contrapartida que es el endeudamiento, pero todo no se puede. No existe la felicidad completa.

También rescatamos, señor presidente, un hecho más que destacable del cual hemos sido partícipes, somos parte de esa historia y es lo que tiene que ver con la ley 13850.

La ley 13850 se planteó con la reforma impositiva de 2009, reforma que la Unión Cívica Radical analizó con responsabilidad y valentía. La médula de esa reforma fue aplicar el 1 por ciento del impuesto a los ingresos brutos a las industrias que estaban exentas indebidamente, a las industrias grandes que facturan más de 60 millones de pesos anuales, pero, obviamente, lo hicimos con responsabilidad.

Nos fijamos que las provincias limítrofes tienen tasas superiores, del 1.5, de 2 y de 2.5 por ciento. Por lo tanto, no le quitamos competitividad.

Al mismo tiempo, se generó el Fondo de Fortalecimiento de Recursos municipales, que hoy es de 515 millones de pesos, que se reparte por la ley 10559,

Eso significa que si uno toma lo que se coparticipa por esta ley y lo divide por los puntos que son 16.14, observa que con el Fondo de Fortalecimiento de Recursos municipales -que este bloque votó con toda conciencia- aumentamos en un punto la coparticipación a los municipios, es decir, no solo a los del interior, sino a todos.

Por lo tanto, quiero rescatar y resaltar esto porque fuimos criticados durísimamente por propios y extraños -nos preocupan los propios- y cuando entrábamos al comité provincia nos preguntaban «¿Qué han votado? ». ¿Y saben qué pasaba? Que no lo habían leído. Cuando lo leyeron, comprendieron con claridad que las reformas impositivas progresistas debe ser votadas; nosotros lo hicimos y se generó también, en conjunto, el Fondo de Inclusión Social por 329 millones de pesos hoy, para equiparar al Gran Buenos Aires, obviamente, con el NBI.

Por lo tanto, creo que es un hecho destacable que levanta los recursos municipales en forma permanente y continua y a mí me encanta haber sido parte de esa historia. Me sentiría muy mal si no hubiera votado positivamente, no ser parte de esa historia y asumimos la crítica todo el bloque con muchísima alegría; y cuando dimos las explicaciones correspondientes, muchos tuvieron que bajar la cabeza.

Quiero resaltar otro hecho positivo, señor presidente, muy positivo: la Nación plan tea con sabiduría e inteligencia, más allá de las cosas que siempre critico y mantengo, el Fondo de Desendeudamiento. La Provincia lo toma y le aplica el mismo remedio a los municipios; es decir, equipara el beneficio que recibe de Nación pero solamente para esta Provincia y otras poquitas más y lo baja a los municipios.

Este Fondo de Desendeudamiento tenía dos pilares: uno, redistribuir el fondo de

ATN, es decir, Ayuda del Tesoro Nacional para aquellas provincias que estaban más endeudadas y, por lo tanto, necesitaban más. Y, segundo, quitarle el CER, es decir, la inflación a la deuda que la Provincia mantenía con Nación y dejarla a valor nominal.

Conclusión: la deuda que mantenía la provincia de Buenos Aires con la Nación era de 27.000 millones de pesos; nos dieron 4.000 millones de pesos de ATN, con lo que se bajaron 23.000 millones de pesos y nos dijeron: 1 año y medio de plazo, pagarlo en 228 cuotas -19 años-, a una tasa de interés del 6 por ciento -recuerden que es a valor nominal, no tiene ningún ajuste-; como la inflación para nosotros es del 24 por ciento, pagamos al 6 y se descuenta al 24 y si uno hace el ejercicio intelectual de llevar al 6 y traer al 24 la deuda, se va a encontrar con que el valor de la misma, al día de hoy, es de 5.300 millones de pesos. Es decir, que de una deuda de 27.000 millones, nos hemos quedado con una deuda de 5.300 millones de pesos. ¿Si esto no es positivo? ¡Cómo no vamos a votar esto!

Entonces, señor presidente, lo que estamos haciendo es resaltar el déficit continuo. ¿Esto qué nos permite? Tener dos años, con el 2011 incluido, para repensar lo que nos está pasando; tenemos dos años para entender que hay que levantar el debate en esta Cámara.

Para poder dialogar con Nación, hay que actuar con inteligencia, nadie le va a pegar un manotazo a todos los recursos que nos han quitado por pactos federales de un día para el otro.

La solución tendrá que ser gradual pero hay que buscarla y por eso creo, señor presidente, que es necesario invertir en esta Provincia en seriedad e invertir en una buena aplicación del gasto. Obviamente esto va a generar conflictos, pero hay que discutir una buena aplicación del gasto y también una dosis de valentía.

Esta dosis de valentía requiere, en principio, acordar una política de Estado en defensa de la provincia de Buenos Aires, no importa quién la gobierne.

En segundo lugar, hay que establecer los lazos en un diálogo serio y positivo con Nación para ir recobrando de a poco los recursos y, de esta manera, ganar en autonomía.

Y todo lo que recobremos en más en Nación, va a ser en beneficio de los bonaerenses, del Estado provincial y, por ende, de los estados municipales porque son recursos coparticipables.

Considero que este es el objetivo que tiene que tener un presupuesto: poder discutirlo.

En conclusión: Votaremos a favor este Presupuesto, en general y en particular, en contra varios artículos, -se los acaba de llevar el Secretario, pero me los acuerdo de memoria-, por ejemplo, el 11, que aprueba balances y fideicomisos cuyos resultados no conocemos; también votaremos en contra de facultades delegadas; el 16; el 20; el 24 y votaremos una quita de 65 millones, que parece una miseria con todo lo que logramos para los municipios.

Vamos a votar en contra de estos artículos que vamos a acercar, obviamente, para que conste en la versión taquigráfica y, como dije, votaremos a favor, en general, apostando al diálogo fructífero en esta Cámara y con la Nación.