En la Cámara de Diputados bonaerense se presentó un proyecto de solicitud de informes, donde se plantean interrogantes con respecto de registro de los “activos y pasivos ambientales de la Provincia”.
Concretamente, la iniciativa aprobada sobre tablas en la última sesión pregunta si se encuentra a disposición de la administración provincial una base de datos en la que estén inventariados los actuales activos y pasivos ambientales de la provincia de Buenos Aires; si efectivamente ello ha ocurrido, el proyecto interroga sobre el grado de actualización tienen los mismos y qué área es la que está a cargo de su administración.
Cabe recordar que los activos ambientales son las aplicaciones en medios patrimoniales que son utilizados para la preservación o recuperación del medio ambiente natural o los bienes disponibles de las empresas o el Estado que sirven para la preservación, protección y recuperación del medio ambiente natural, las máquinas e instalaciones que posibilitan la reducción de la contaminación ambiental; mientras que son pasivos ambientales las obligaciones con terceros a corto y a largo plazo para aplicaciones en la naturaleza para minimizar los daños causados por el proceso productivo de la empresa o del Estado en el entorno ecológico. La contaminación del suelo y de las aguas subterráneas son dos de los más graves y habituales pasivos ambientales.
Dicho de otra manera: el pasivo es el daño o pérdida que se ha provocado al ambiente y debe ser reparado, mientras que activo es aquello que aún se mantiene con poco o ningún daño, es importante su preservación y por ello digno de ser atendido y cuidado por el hombre.
El vicepresidente III de la Cámara de Diputados indicó al respecto, “existen cambios climáticos que por momentos se hacen absolutamente visibles y con consecuencias negativas para los hombres, dado que básicamente modifican las condiciones del lugar en el que éste se desenvuelve, y requiere de él una adaptación que es inexorablemente traumática”.
“Las modificaciones de las temperaturas, regímenes pluviales, intensidades en los vientos, alteraciones de costas marinas, desertificación de algunas áreas y transformación de otras hoy áridas en humedales a futuro, permiten vislumbrar qué clase de actividad productiva o de cualquier otro tipo será conveniente propiciar y cuál otra será imposible de afrontar con posibilidades de éxito”, explicó Juan Gobbi.
Seguidamente, manifestó, “para comenzar una tarea preventiva de esta envergadura es imprescindible contar con una acabado inventario de pasivos y activos ambientales, información con la que luego se podrá determinar políticas públicas de protección, incentivo o modificación de actividades de todo tipo que se estén desarrollando en la actualidad o que se prevea realizar en el futuro. Sin estos datos cualquier previsión será poco seria y azarosa”.
“Sin ellos cualquier inversión importante en determinadas zonas puede ser un gasto de recursos sin posibilidades de retorno de la inversión, o peor aún, la responsable de un negativo impacto al ambiente en una zona que podría haber sido propicia para la vida silvestre. Concretamente, será fundamental tener los elementos para el análisis y con ello evitar la pérdida de oportunidades a los bonaerenses o el malgasto de sus recursos y expectativas”, concluyó el diputado Gobbi.