Voy a hacer un análisis macro de la provincia de Buenos Aires, donde a nadie escapa que la crisis es grave y yo diría de una gravedad absoluta porque es una crisis estructural.
Hay que analizar lo que nos ha ocurrido, lo que nos ocurre y en función de eso, buscar las alternativas.
Y para demostrar lo que estoy diciendo, señor Presidente, hay que analizar distintos períodos de la historia de la provincia de Buenos Aires, obviamente, ligada con la de la Nación.
Todos recordamos el período 1999-2003; se abría una esperanza en la Argentina y terminamos en un ajuste. Hubo una crisis institucional y económica nunca conocida. A nivel institucional, hubo cinco presidentes y dos gobernadores en cuatro años y eso llevó a tomar muchas medidas que podemos resumir de la siguiente manera: baja salarial a nivel nacional del 13 por ciento, déficit cero -que se estableció en la Nación-, esquema de cuasi monedas -lecop, patacon, etcétera-, esquema del corralito, salida de la convertibilidad y, posteriormente, devaluación.
A nadie escapa, señor Presidente, que la devaluación no es una medida progresista, quizás hay que tomarla en algún momento, pero no es progresista porque, si bien con una devaluación se alienta incrementar las exportaciones, bajar las importaciones y aumentar el saldo de la balanza comercial, al primer año de la devaluación lo que se genera -como sucedió en la Argentina- es un incremento de la inflación, disminución del salario, desempleo, conflicto social, aumento del costo de los insumos, disminución de las tasas municipales y, en definitiva, un gran desajuste a nivel nacional, provincial y municipal.
Por lo tanto, señor Presidente, hay que analizar el contexto de la Argentina en aquella época para darnos cuenta de lo que nos pasa ahora.
Uno se pregunta: si la devaluación generó crisis, ¿por qué razón en el primer año se comenzaron a equilibrar los presupuestos? A nadie escapa que los presupuestos a nivel nacional, provincial y municipal se ajustaron en forma automática.
Y la pregunta que deriva de ello es ¿por qué?, y la respuesta es muy simple: cuando se produce la devaluación, señor Presidente, que fue del 200 por ciento -de 1 a 3- también se produjo un incremento del valor de los insumos pero sólo del 100 por ciento, no llegó al nivel de la devaluación, y el incremento de salarios de las tres jurisdicciones fue de cero durante mucho tiempo, porque el miedo de la gente era perder el empleo.
Por esa razón, señor Presidente, se empiezan a ajustar en forma automática los presupuestos, porque, aún sin crecer, la Nación recaudaba el 21 por ciento de IVA con los precios ajustados por inflación, la provincia de Buenos Aires recaudaba ingresos brutos al 3, 3.5 o 4 por ciento con los precios ajustados por inflación y, por lo tanto, había mayores ingresos. Y, teniendo en cuenta que el salario a nivel provincial y municipal representa más del 70 por ciento de las erogaciones, obviamente los presupuestos se equilibraron en forma automática. Esta es la respuesta de los equilibrios en los presupuestos en 2003 y 2004 y fue así hasta que empezó la puja salarial.
Lo cierto es que, señor Presidente, cuando uno hace un recorrido muy sintético desde 2002 hasta la fecha, de acuerdo con los datos provinciales, se encuentra con que en 2002 el déficit por todo concepto fue de 1.404 millones de pesos, en 2003 bajó a 219 millones, en 2004 hubo superávit por 547 millones y empezó la puja salarial -lógica y razonable-, en 2005 bajamos a 212 millones, en 2006 nuevamente hubo déficit por 102 millones, en 2007 hubo 1.600 millones de déficit , 2008 presenta un déficit de 2.141 millones y para 2009 se prevé uno de 3 mil millones.
El país crecía y la Provincia se hundía y, al mismo tiempo de incrementar el déficit en forma constante cuando había un crecimiento económico sustentable, observamos que la deuda pasaba de 784 millones de pesos en 2003 a 330 millones en 2004, se incrementó a 1.600 millones en 2007, a 2.141 millones en 2008 y hoy está presupuestado para 2009 muy por debajo de los 7 mil millones de pesos.
Incremento de déficit, incremento de deudas, ¿cuál es el resumen? El abismo. No hay ninguna alternativa de viabilidad en la provincia de Buenos Aires si seguimos con déficit creciente, demostrado por los mismos números que nos da la provincia de Buenos Aires, no solamente déficit sino también deuda.
Y, por lo tanto, señor Presidente, aquí el señor diputado Francisco La Porta hablaba de crisis mundial y es verdad, hay baja de precio de las exportaciones, hay menor demanda, por lo tanto, hay menor superávit en la balanza comercial y hay menor superávit fiscal a nivel nacional. Obviamente, a nivel provincial es todo crisis.
Y a esto, entonces, señor Presidente, hay que agregarle que en el año 2009, de acuerdo con las estadísticas que se llevan, el saldo de la balanza comercial puede ser de 3 mil millones –está presupuestado en 12 mil millones- o puede ser cero, con lo cual va a haber presión sobre el dólar. Si se aumenta el dólar va a haber corrida bancaria, si hay corrida bancaria va a haber incremento de precios, si hay incremento de precios va a haber baja salarial y si hay baja salarial hay conflicto social. Y estamos en un esquema, obviamente no virtuoso, muy cercano a la crisis que yo mencionaba antes, porque a nadie escapa que hay menos poder político.
La actual Presidente tiene la mitad de la imagen positiva con respecto a cuando asumió; hoy está a escasos veinticinco puntos y, sin embargo, la negativa es de cincuenta puntos. Hay una cuasi crisis institucional que nadie quiere, pero está.
Entonces, el contexto actual es el siguiente. Estamos en crisis, algunos dicen acelerada por la crisis mundial. Es mundial y local, es un mix, hay inflación, hay baja salarial porque la inflación deteriora los salarios, hay reducción de jornadas, hay suspensiones, hay reducción de horas extras, esto no escapa a nadie; hay una corrida –si bien administrada- del dólar, hay obviamente fuga de capitales –20 mil millones de dólares este año- y hay también recesión; y esta recesión obviamente empuja, a veces, los precios para abajo y algunos lo quieren analizar como si fuera positivo pero, en realidad, la baja de precios es positiva cuando se eficientiza la producción y cuando hay al mismo tiempo alta demanda.
Hay un promedio de veinte puntos de rebaja que se genera porque los comerciantes liquidan sus stocks a bajos precios porque no hay créditos -se acabó el crédito en la Argentina- y lo hacen para cumplir con sus obligaciones. Esta baja artificial genera menor recaudación, obviamente en IVA, en ganancias y, por lo tanto, menor coparticipación y la crisis se desparrama.
Entonces, señor Presidente, creo que hay que analizar el presupuesto como una herramienta macro. Si acá se hubiera analizado así y en época de bonanzas hubiéramos generado un fondo anticíclico, hoy el presupuesto nacional actuaría como estabilizador de la economía, pero no tenemos ese fondo.
Bien se dijo aquí: la provincia de Buenos Aires no maneja las variables macroeconómicas, no podemos cambiar la historia de la Nación desde la Provincia, no manejamos el dólar, no manejamos los mercados mundiales, pero sí estamos en condiciones, si actuamos con dignidad, con seriedad y con responsabilidad, de participar en mayor medida, como nos corresponde, de los recursos nacionales y vamos a participar en mayor medida de los recursos nacionales sin quitarle nada a ninguna provincia.
Digo esto, señor Presidente: apliquemos simplemente la Ley 23548, que está vigente y es la Ley de Coparticipación Federal. Esta Ley en su artículo 7º, que es muy breve, establece con claridad meridiana que el monto a distribuir en las provincias "no podrá ser inferior al 34 por ciento de la recaudación de los recursos tributarios nacionales, sean coparticipables o no; todos los recursos excepto las contribuciones".
Entonces, cuando uno saca la cuenta, señor Presidente, por aplicación de la misma Ley 23548 y aplicando los incrementos que establece la Nación para este año, se observa que, si se aplicara este artículo, la Provincia recaudaría en más 5.932 millones de pesos, es decir, el doble del déficit. Cubriríamos el déficit y, al mismo tiempo, tendríamos la capacidad autónoma de invertir y de redistribuir el ingreso, pero si no nos ponemos de pie, señor Presidente, vamos camino al abismo en forma inexorable.
No hay ninguna manera de revertir esta cuestión, más allá del esfuerzo que pone Montoya y por más que incrementemos la recaudación, no hay forma de solucionar esto.
Esta es una alternativa que yo propongo. Este bloque ha presentado muchos proyectos de ley que han caído al vacío. Sembramos en el desierto, pero lo seguimos haciendo, porque es la obligación de los legisladores contribuir al mejoramiento de las finanzas de la provincia de Buenos Aires.
Puedo darles otro ejemplo y usted, señor Presidente, que es contador bien lo sabe. Todo el mundo tiene conocimiento de que a la Provincia le corresponden los impuestos directos y a la Nación, los indirectos. Puede haber una zona gris, pero esta es la divisoria de aguas.
Impuesto directo: impuesto a las ganancias. Impuesto directo: bienes personales, que hemos delegado por diez años por leyes de emergencia y en algunos casos está por vencer.
¿Saben cuánto suma esto en el presupuesto nacional? Sesenta y cinco mil millones de pesos, y como son nuestros, si los recaudáramos nosotros, estaría en relación directa al Producto Bruto Interno; si le aplicáramos el 36 por ciento, que es lo que producimos, esta Provincia recaudaría 23.517 millones. ¿Y cuánto recibe de coparticipación? 11.138 millones de pesos. Es decir, recaudaríamos 12.378 millones de pesos más, cuatro veces el déficit.
Entonces, yo me pregunto ¿es posible cambiar? Por supuesto que es posible, pero hay que estar a la altura de las circunstancias. No se puede pasar por la Cámara de Diputados pensando que la crisis terminal que sufre la Provincia, se va a arreglar de un día para el otro por cuestión de magia.
Hace falta dar pelea, actuar con dignidad, con templanza, con sentido bonaerense, obviamente, en defensa de la administración central y también de los ciento treinta y cuatro municipios.
Creo que la mejor forma de hacerlo es peleando por nuestros recursos, obviamente rescatando la Nación.
Acá, un querido amigo Diputado, siempre dice: "No hay Provincia si no hay Nación". Y es verdad, pero tampoco es menos cierto que no hay Nación, si las provincias están soslayadas y caídas económica y financieramente.
Por lo tanto, señor Presidente, lo invito a usted y le imploro que tenga en cuenta todos los proyectos que hay de este y de los demás bloques y los tire a la basura, pero que convoque con urgencia a los diputados, senadores y al Poder Ejecutivo para buscar, en forma definitiva, una solución a una crisis estructural, que es la que tiene la provincia de Buenos Aires.
De esta manera, señor Presidente, usted, los que estamos aquí, los que conforman el Ejecutivo y los senadores, vamos a ganar el prestigio que hoy no tenemos.
Hay que analizar lo que nos ha ocurrido, lo que nos ocurre y en función de eso, buscar las alternativas.
Y para demostrar lo que estoy diciendo, señor Presidente, hay que analizar distintos períodos de la historia de la provincia de Buenos Aires, obviamente, ligada con la de la Nación.
Todos recordamos el período 1999-2003; se abría una esperanza en la Argentina y terminamos en un ajuste. Hubo una crisis institucional y económica nunca conocida. A nivel institucional, hubo cinco presidentes y dos gobernadores en cuatro años y eso llevó a tomar muchas medidas que podemos resumir de la siguiente manera: baja salarial a nivel nacional del 13 por ciento, déficit cero -que se estableció en la Nación-, esquema de cuasi monedas -lecop, patacon, etcétera-, esquema del corralito, salida de la convertibilidad y, posteriormente, devaluación.
A nadie escapa, señor Presidente, que la devaluación no es una medida progresista, quizás hay que tomarla en algún momento, pero no es progresista porque, si bien con una devaluación se alienta incrementar las exportaciones, bajar las importaciones y aumentar el saldo de la balanza comercial, al primer año de la devaluación lo que se genera -como sucedió en la Argentina- es un incremento de la inflación, disminución del salario, desempleo, conflicto social, aumento del costo de los insumos, disminución de las tasas municipales y, en definitiva, un gran desajuste a nivel nacional, provincial y municipal.
Por lo tanto, señor Presidente, hay que analizar el contexto de la Argentina en aquella época para darnos cuenta de lo que nos pasa ahora.
Uno se pregunta: si la devaluación generó crisis, ¿por qué razón en el primer año se comenzaron a equilibrar los presupuestos? A nadie escapa que los presupuestos a nivel nacional, provincial y municipal se ajustaron en forma automática.
Y la pregunta que deriva de ello es ¿por qué?, y la respuesta es muy simple: cuando se produce la devaluación, señor Presidente, que fue del 200 por ciento -de 1 a 3- también se produjo un incremento del valor de los insumos pero sólo del 100 por ciento, no llegó al nivel de la devaluación, y el incremento de salarios de las tres jurisdicciones fue de cero durante mucho tiempo, porque el miedo de la gente era perder el empleo.
Por esa razón, señor Presidente, se empiezan a ajustar en forma automática los presupuestos, porque, aún sin crecer, la Nación recaudaba el 21 por ciento de IVA con los precios ajustados por inflación, la provincia de Buenos Aires recaudaba ingresos brutos al 3, 3.5 o 4 por ciento con los precios ajustados por inflación y, por lo tanto, había mayores ingresos. Y, teniendo en cuenta que el salario a nivel provincial y municipal representa más del 70 por ciento de las erogaciones, obviamente los presupuestos se equilibraron en forma automática. Esta es la respuesta de los equilibrios en los presupuestos en 2003 y 2004 y fue así hasta que empezó la puja salarial.
Lo cierto es que, señor Presidente, cuando uno hace un recorrido muy sintético desde 2002 hasta la fecha, de acuerdo con los datos provinciales, se encuentra con que en 2002 el déficit por todo concepto fue de 1.404 millones de pesos, en 2003 bajó a 219 millones, en 2004 hubo superávit por 547 millones y empezó la puja salarial -lógica y razonable-, en 2005 bajamos a 212 millones, en 2006 nuevamente hubo déficit por 102 millones, en 2007 hubo 1.600 millones de déficit , 2008 presenta un déficit de 2.141 millones y para 2009 se prevé uno de 3 mil millones.
El país crecía y la Provincia se hundía y, al mismo tiempo de incrementar el déficit en forma constante cuando había un crecimiento económico sustentable, observamos que la deuda pasaba de 784 millones de pesos en 2003 a 330 millones en 2004, se incrementó a 1.600 millones en 2007, a 2.141 millones en 2008 y hoy está presupuestado para 2009 muy por debajo de los 7 mil millones de pesos.
Incremento de déficit, incremento de deudas, ¿cuál es el resumen? El abismo. No hay ninguna alternativa de viabilidad en la provincia de Buenos Aires si seguimos con déficit creciente, demostrado por los mismos números que nos da la provincia de Buenos Aires, no solamente déficit sino también deuda.
Y, por lo tanto, señor Presidente, aquí el señor diputado Francisco La Porta hablaba de crisis mundial y es verdad, hay baja de precio de las exportaciones, hay menor demanda, por lo tanto, hay menor superávit en la balanza comercial y hay menor superávit fiscal a nivel nacional. Obviamente, a nivel provincial es todo crisis.
Y a esto, entonces, señor Presidente, hay que agregarle que en el año 2009, de acuerdo con las estadísticas que se llevan, el saldo de la balanza comercial puede ser de 3 mil millones –está presupuestado en 12 mil millones- o puede ser cero, con lo cual va a haber presión sobre el dólar. Si se aumenta el dólar va a haber corrida bancaria, si hay corrida bancaria va a haber incremento de precios, si hay incremento de precios va a haber baja salarial y si hay baja salarial hay conflicto social. Y estamos en un esquema, obviamente no virtuoso, muy cercano a la crisis que yo mencionaba antes, porque a nadie escapa que hay menos poder político.
La actual Presidente tiene la mitad de la imagen positiva con respecto a cuando asumió; hoy está a escasos veinticinco puntos y, sin embargo, la negativa es de cincuenta puntos. Hay una cuasi crisis institucional que nadie quiere, pero está.
Entonces, el contexto actual es el siguiente. Estamos en crisis, algunos dicen acelerada por la crisis mundial. Es mundial y local, es un mix, hay inflación, hay baja salarial porque la inflación deteriora los salarios, hay reducción de jornadas, hay suspensiones, hay reducción de horas extras, esto no escapa a nadie; hay una corrida –si bien administrada- del dólar, hay obviamente fuga de capitales –20 mil millones de dólares este año- y hay también recesión; y esta recesión obviamente empuja, a veces, los precios para abajo y algunos lo quieren analizar como si fuera positivo pero, en realidad, la baja de precios es positiva cuando se eficientiza la producción y cuando hay al mismo tiempo alta demanda.
Hay un promedio de veinte puntos de rebaja que se genera porque los comerciantes liquidan sus stocks a bajos precios porque no hay créditos -se acabó el crédito en la Argentina- y lo hacen para cumplir con sus obligaciones. Esta baja artificial genera menor recaudación, obviamente en IVA, en ganancias y, por lo tanto, menor coparticipación y la crisis se desparrama.
Entonces, señor Presidente, creo que hay que analizar el presupuesto como una herramienta macro. Si acá se hubiera analizado así y en época de bonanzas hubiéramos generado un fondo anticíclico, hoy el presupuesto nacional actuaría como estabilizador de la economía, pero no tenemos ese fondo.
Bien se dijo aquí: la provincia de Buenos Aires no maneja las variables macroeconómicas, no podemos cambiar la historia de la Nación desde la Provincia, no manejamos el dólar, no manejamos los mercados mundiales, pero sí estamos en condiciones, si actuamos con dignidad, con seriedad y con responsabilidad, de participar en mayor medida, como nos corresponde, de los recursos nacionales y vamos a participar en mayor medida de los recursos nacionales sin quitarle nada a ninguna provincia.
Digo esto, señor Presidente: apliquemos simplemente la Ley 23548, que está vigente y es la Ley de Coparticipación Federal. Esta Ley en su artículo 7º, que es muy breve, establece con claridad meridiana que el monto a distribuir en las provincias "no podrá ser inferior al 34 por ciento de la recaudación de los recursos tributarios nacionales, sean coparticipables o no; todos los recursos excepto las contribuciones".
Entonces, cuando uno saca la cuenta, señor Presidente, por aplicación de la misma Ley 23548 y aplicando los incrementos que establece la Nación para este año, se observa que, si se aplicara este artículo, la Provincia recaudaría en más 5.932 millones de pesos, es decir, el doble del déficit. Cubriríamos el déficit y, al mismo tiempo, tendríamos la capacidad autónoma de invertir y de redistribuir el ingreso, pero si no nos ponemos de pie, señor Presidente, vamos camino al abismo en forma inexorable.
No hay ninguna manera de revertir esta cuestión, más allá del esfuerzo que pone Montoya y por más que incrementemos la recaudación, no hay forma de solucionar esto.
Esta es una alternativa que yo propongo. Este bloque ha presentado muchos proyectos de ley que han caído al vacío. Sembramos en el desierto, pero lo seguimos haciendo, porque es la obligación de los legisladores contribuir al mejoramiento de las finanzas de la provincia de Buenos Aires.
Puedo darles otro ejemplo y usted, señor Presidente, que es contador bien lo sabe. Todo el mundo tiene conocimiento de que a la Provincia le corresponden los impuestos directos y a la Nación, los indirectos. Puede haber una zona gris, pero esta es la divisoria de aguas.
Impuesto directo: impuesto a las ganancias. Impuesto directo: bienes personales, que hemos delegado por diez años por leyes de emergencia y en algunos casos está por vencer.
¿Saben cuánto suma esto en el presupuesto nacional? Sesenta y cinco mil millones de pesos, y como son nuestros, si los recaudáramos nosotros, estaría en relación directa al Producto Bruto Interno; si le aplicáramos el 36 por ciento, que es lo que producimos, esta Provincia recaudaría 23.517 millones. ¿Y cuánto recibe de coparticipación? 11.138 millones de pesos. Es decir, recaudaríamos 12.378 millones de pesos más, cuatro veces el déficit.
Entonces, yo me pregunto ¿es posible cambiar? Por supuesto que es posible, pero hay que estar a la altura de las circunstancias. No se puede pasar por la Cámara de Diputados pensando que la crisis terminal que sufre la Provincia, se va a arreglar de un día para el otro por cuestión de magia.
Hace falta dar pelea, actuar con dignidad, con templanza, con sentido bonaerense, obviamente, en defensa de la administración central y también de los ciento treinta y cuatro municipios.
Creo que la mejor forma de hacerlo es peleando por nuestros recursos, obviamente rescatando la Nación.
Acá, un querido amigo Diputado, siempre dice: "No hay Provincia si no hay Nación". Y es verdad, pero tampoco es menos cierto que no hay Nación, si las provincias están soslayadas y caídas económica y financieramente.
Por lo tanto, señor Presidente, lo invito a usted y le imploro que tenga en cuenta todos los proyectos que hay de este y de los demás bloques y los tire a la basura, pero que convoque con urgencia a los diputados, senadores y al Poder Ejecutivo para buscar, en forma definitiva, una solución a una crisis estructural, que es la que tiene la provincia de Buenos Aires.
De esta manera, señor Presidente, usted, los que estamos aquí, los que conforman el Ejecutivo y los senadores, vamos a ganar el prestigio que hoy no tenemos.