Creemos que este proyecto viene viciado de origen. En realidad, trataba de la adhesión a la Ley 26476, en la parte en que se refiere a la exteriorización y repatriación de capitales, comúnmente denominada “blanqueo”.
Lo cierto es que se establecía un incentivo fiscal para que los fondos blanqueados fueran depositados en nuestra Provincia y se generaran, a partir de allí, inversiones en esta jurisdicción destinados -así lo dice el proyecto-, a la construcción de nuevos inmuebles, a la finalización de obras en curso, al financiamiento de obras de infraestructura, a inversiones inmobiliarias, agrícola-ganaderas, al turismo, etcétera.
Esta redacción, señor Presidente, es exactamente igual a la de la Ley de Blanqueo y no sé por qué razón, ante un equívoco en el envío del proyecto -que estaba mal redactado-, le quitaron un fundamento y quedó establecido como si fuera un esquema de promoción industrial o promoción de actividades comerciales o ganaderas.
Lo cierto, señor Presidente, es que este proyecto, en primer lugar, no tiene partida presupuestaria; habla de una inversión con un incentivo fiscal, un crédito fiscal, a imputar por las empresas beneficiarias de 250 millones de pesos; esto significa casi 7 millones 143 mil dólares.
En definitiva, la Provincia queda con un proyecto rengo que no se sabe a dónde se orienta, porque ni siquiera guarda relación con la Ley de Promoción Industrial -actualmente vigente-, que establece exenciones impositivas mucho más importantes, mucho más atractivas que este proyecto de ley.
Simplemente, señor Presidente, quiero decir que la actual Ley de Promoción Industrial en la provincia de Buenos Aires establece exenciones impositivas por diez años a todo nuevo proyecto, tanto en el impuesto a los ingresos brutos, como al de sellos o inmobiliario, de manera tal que usted, que es contador, sabrá calcular la tremenda diferencia que hay entre la promoción actualmente vigente y este pequeño incentivo que se quiere implementar, que está orientado al blanqueo de capitales, aunque se diga lo contrario.
Por estas consideraciones, señor Presidente, y porque es un proyecto absolutamente innecesario, es que adelanto nuestro voto en contra.
Lo cierto es que se establecía un incentivo fiscal para que los fondos blanqueados fueran depositados en nuestra Provincia y se generaran, a partir de allí, inversiones en esta jurisdicción destinados -así lo dice el proyecto-, a la construcción de nuevos inmuebles, a la finalización de obras en curso, al financiamiento de obras de infraestructura, a inversiones inmobiliarias, agrícola-ganaderas, al turismo, etcétera.
Esta redacción, señor Presidente, es exactamente igual a la de la Ley de Blanqueo y no sé por qué razón, ante un equívoco en el envío del proyecto -que estaba mal redactado-, le quitaron un fundamento y quedó establecido como si fuera un esquema de promoción industrial o promoción de actividades comerciales o ganaderas.
Lo cierto, señor Presidente, es que este proyecto, en primer lugar, no tiene partida presupuestaria; habla de una inversión con un incentivo fiscal, un crédito fiscal, a imputar por las empresas beneficiarias de 250 millones de pesos; esto significa casi 7 millones 143 mil dólares.
En definitiva, la Provincia queda con un proyecto rengo que no se sabe a dónde se orienta, porque ni siquiera guarda relación con la Ley de Promoción Industrial -actualmente vigente-, que establece exenciones impositivas mucho más importantes, mucho más atractivas que este proyecto de ley.
Simplemente, señor Presidente, quiero decir que la actual Ley de Promoción Industrial en la provincia de Buenos Aires establece exenciones impositivas por diez años a todo nuevo proyecto, tanto en el impuesto a los ingresos brutos, como al de sellos o inmobiliario, de manera tal que usted, que es contador, sabrá calcular la tremenda diferencia que hay entre la promoción actualmente vigente y este pequeño incentivo que se quiere implementar, que está orientado al blanqueo de capitales, aunque se diga lo contrario.
Por estas consideraciones, señor Presidente, y porque es un proyecto absolutamente innecesario, es que adelanto nuestro voto en contra.